La corte de los milagros.
¿Frente al deplorable estado en que se encuentran decenas de calles y avenidas en la ciudad, no sería mejor invertir los 270 millones de pesos que la presidenta municipal de Puebla, Blanca Alcalá Ruiz, quiere gastarse en un “viaducto elevado” de 1.5 kilómetros, en tapar los baches que se multiplican por las principales vialidades de la capital?
¿O canalizar el crédito de 180 millones de pesos que el ayuntamiento de Puebla ya gestiona con Grupo Financiero Interacciones para mejorar el servicio de alumbrado público, que cada vez está peor, a juzgar por el número de colonias y avenidas donde las luminarias han dejado de funcionar, ya sea porque se fundieron o porque alguien se robó el cable eléctrico?
¿Qué tendría mayor impacto político, si es lo que busca la presidenta municipal de Puebla a estas altura de su administración, construir un segundo piso de 1.5 kilómetros sobre el boulevard Atlixco, o construir 7.5 kilómetros de metrobús?
¿Qué puede resultar más benéfico para la ciudad, una obra como el viaducto elevado, que agilizaría el flujo vehicular de 6.000 automóviles a horas pico de norte a sur y de sur a norte, o un metrobús que movilizaría a 30,000 personas, pero que además reduciría el número de unidades públicas y particulares que circulan por la capital?
¿Por qué entercarse en un proyecto como el segundo piso sobre el boulevard Atlixco, si es una obra que no tendrá ningún tipo de apoyo o financiamiento del gobierno estatal o federal?
¿Qué tanto de la prisa por arrancar los trabajos del “viaducto elevado” obedece al impacto político favorable que sus asesores le prometieron a la alcaldesa con dicha obra, en plena coyuntura electoral?
¿Frente al deplorable estado en que se encuentran decenas de calles y avenidas en la ciudad, no sería mejor invertir los 270 millones de pesos que la presidenta municipal de Puebla, Blanca Alcalá Ruiz, quiere gastarse en un “viaducto elevado” de 1.5 kilómetros, en tapar los baches que se multiplican por las principales vialidades de la capital?
¿O canalizar el crédito de 180 millones de pesos que el ayuntamiento de Puebla ya gestiona con Grupo Financiero Interacciones para mejorar el servicio de alumbrado público, que cada vez está peor, a juzgar por el número de colonias y avenidas donde las luminarias han dejado de funcionar, ya sea porque se fundieron o porque alguien se robó el cable eléctrico?
¿Qué tendría mayor impacto político, si es lo que busca la presidenta municipal de Puebla a estas altura de su administración, construir un segundo piso de 1.5 kilómetros sobre el boulevard Atlixco, o construir 7.5 kilómetros de metrobús?
¿Qué puede resultar más benéfico para la ciudad, una obra como el viaducto elevado, que agilizaría el flujo vehicular de 6.000 automóviles a horas pico de norte a sur y de sur a norte, o un metrobús que movilizaría a 30,000 personas, pero que además reduciría el número de unidades públicas y particulares que circulan por la capital?
¿Por qué entercarse en un proyecto como el segundo piso sobre el boulevard Atlixco, si es una obra que no tendrá ningún tipo de apoyo o financiamiento del gobierno estatal o federal?
¿Qué tanto de la prisa por arrancar los trabajos del “viaducto elevado” obedece al impacto político favorable que sus asesores le prometieron a la alcaldesa con dicha obra, en plena coyuntura electoral?
¿Hasta qué punto, Blanca Alcalá ha valorado las debilidades y amenazas que sobre el proyecto del Segundo Piso le advirtieron los técnicos de la BUAP y la UDLAP a quienes encargó la elaboración de este proyecto?
¿Recordará la alcaldesa, que entre las debilidades que le enunciaron, destacan el escepticismo social por el tiempo de construcción de otras vialidades; el elevado presupuesto destinado para el viaducto, en detrimento de nuevas pavimentaciones, particularmente en colonias carentes de vialidades dignas; los malos precedentes que hay por obras similares hechas en anteriores administraciones y el hecho de que la obra tendría que financiarse mediante más deuda pública?
¿O las cuatro amenazas, contempladas en el análisis FODA que le entregaron como parte del proyecto del “viaducto elevado”: Posible bloqueo de personajes políticos, incumplimiento en la entrega de las piezas, entorno económico desfavorable, y la temporada de lluvias y huracanes que podrían retrasar la ejecución de la obra?
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Viaducto elevado, ¿la gran obra o el gran yerro de Alcalá?
* Jorge Sánchez, trata de imponer nuevo director en el IEE
* Fernando Morales, el diputado desobediente del PRI
La “gran obra” de la presidenta municipal de Puebla, Blanca Alcalá Ruiz —un Viaducto Elevado, si así puede llamarse una vialidad de 1,500 metros de longitud sobre el boulevard Atlixco—, podría convertirse, paradójicamente, en uno de sus peores yerros, por tratarse de una obra poco prioritaria, que endeudará las ya de por sí comprometidas finanzas del ayuntamiento con 180 millones de pesos adicionales, pero que además es rechazada por los vecinos y comerciantes de la zona.
Viaducto elevado, ¿la gran obra o el gran yerro de Alcalá?
* Jorge Sánchez, trata de imponer nuevo director en el IEE
* Fernando Morales, el diputado desobediente del PRI
La “gran obra” de la presidenta municipal de Puebla, Blanca Alcalá Ruiz —un Viaducto Elevado, si así puede llamarse una vialidad de 1,500 metros de longitud sobre el boulevard Atlixco—, podría convertirse, paradójicamente, en uno de sus peores yerros, por tratarse de una obra poco prioritaria, que endeudará las ya de por sí comprometidas finanzas del ayuntamiento con 180 millones de pesos adicionales, pero que además es rechazada por los vecinos y comerciantes de la zona.
El llamado Viaducto Elevado es una obra polémica en términos políticos, financieros y técnicos. Políticamente, porque la alcaldesa ha pretendido utilizarla para catapultar sus aspiraciones a la gubernatura, mientras que sus críticos y detractores —en particular el exalcalde Enrique Doger Guerrero y el regidor priísta Enrique “Kío” Chávez Estudillo— han buscado que, so pretexto de la obra y el crédito que contratará el ayuntamiento, Blanca Alcalá se comprometa públicamente a concluir su gestión de tres años.
En el plano técnico, el Segundo Piso que se planea sobre el boulevard Atlixco, es también controversial, empezando por el nombre. ¿Puede denominarse Viaducto Elevado una avenida de escasos 1,500 metros de longitud, que irá de la calle Matamoros, en la colonia La Paz, hasta el puente que cruza el Río Atoyac, casi enfrente de la plaza comercial JV San José?
Los segundos pisos se han diseñado como una alternativa para resolver problemas crónicos de tránsito en una ciudad, pero para que funcionen es necesario que éstos se conecten a vialidades menos congestionadas, lo que no ocurrirá con el Viaducto Elevado cuya rampa de salida va a desahogar en el Puente de la Juventud, que a horas pico está convertido en un nudo gordiano.
Un segundo piso corto no resolverá ningún problema de tránsito, si manda los congestionamientos viales va de una zona conflictiva a otra zona conflictiva.
De ahí la conveniencia de que antes de que se inicien los trabajos, el ayuntamiento —a través del secretario de Gestión Urbana y Obras Públicas, Jorge Rodríguez y Morgado— ponga del conocimiento de los especialistas, los estudios de origen y destino actualizados —no los que se hicieron en el sexenio de Manuel Bartlett—, así como el proyecto ejecutivo de la obra.
El monto que la administración de Blanca Alcalá Ruiz tiene previsto gastarse en el llamado Viaducto Elevado, 280 millones de pesos, de los cuales 180 millones saldrán de un nuevo crédito bancario, es igualmente debatible.
De entrada, porque tal obra no es percibida por quienes vivimos en la capital como altamente prioritaria.
Nadie niega los graves problemas de tránsito que existen en la zona, pero la intención de hacer un segundo piso parece más una obra de relumbrón y orgullo personal, que una alternativa eficiente y eficaz para terminar con los congestionamientos viales que a horas pico se registran en los cruceros del boulevard Atlixco con la 25 y la 31 Poniente, y con el Circuito Juan Pablo II.
Si Blanca Alcalá quiere dejar huella a su paso por el gobierno de la ciudad, sería mejor que no aumentara la deuda del ayuntamiento, que gestionara del gobierno de Mario Marín y de la Federación mayores recursos para pavimentación de calles y alumbrado público, y que se concretara a cumplir las promesas que hizo en campaña.
¿O acaso ya se le olvidaron?
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